Guinevere

“Hace apenas tiempo que estos viejos tablones olvidados y llenos de polvo me
cambiaron la vida y se convirtieron en un refugio donde sané aquello que la vida
me había roto.
Puse el alma en mis manos y fui dándole forma a esta pequeña gran promesa
que inconscientemente había cambiado el rumbo de mi vida para siempre.
Jamás imaginé que esta vieja madera se fuese a convertir en tanto bonito, a sanar
tanto daño y mucho menos que se convertiría en un referente a nivel europeo de
calidad, excelencia y diseño.
Aún echo la vista atrás y me emociono al recordar cómo me sentía en ese viejo
tablón centenario que se merecía el mayor de mis respetos y donde tan reflejado
me sentí con él.
Así empecé a sanarle y acariciarle a la vez que él lo hacía conmigo, y día a día, donde
antes sólo había cabida para el polvo, empezó a salir un mundo precioso de vetas
llenas de una belleza que difícilmente puedo explicar.
Estábamos los dos solos en un humilde taller donde nos fuimos cuidando
para enseñar al mundo la belleza de éstas.
Gracias a ti, pude cumplir esa pequeña gran promesa de ojos marrones,
de que la gente se pararía ante mis maderas.”

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